Es beatificado por Pío IX Esteban de Zudaire.

Carlos III, en consideración a los servicios prestados por su escudero Bertrán de Baquedano, decide incrementar sus rentas anuales, añadiendo a los 20 cahices de trigo, que percibía de los molinos de Améscoa, 18 libras y 15 sueldos más, sobre la pecha de los labradores de Améscoa.

Juana, reina de Navarra, ordena al tesorero del reino, que se paguen 25 libras de carlines blancos, debidos por la herida infligida por Yenego de Urricelqui, cordelero de Pamplona, a Peru de Eulate, cordelero en la misma villa, y que no había sido satisfecha .