Se vuelve a levantar el Mayo en Zudaire, tras 64 años sin hacerlo.

Es beatificado por Pío IX Esteban de Zudaire.

Eulate. Rendición anual de Cuentas de la parroquia del año 1813. Da cuenta de la venta de la cruz de plata a Segundo Ruiz, maestro Platero de Estella, por 1262 Reales. La explicación dice: La cruz de plata de esta Parroquial, por lo dificultoso de conservarla por las continuas llegadas de los Franceses y acuartelarsen en las iglesias para pernoctar en ellas, robando cuanto hallaban de precioso o de algún valor y también los Realistas, algunos con título de Cruzados que exigían cuantas alhajas de oro o plata había en ellas, pareció menos mal a todo el pueblo valerse de su valor…” Los 1262 Reales se destinaron a sufragar el gasto que tenía el pueblo en las raciones que las tropas en conflicto les exigían. 

“… Padeció este pueblo (Larraona) un horrible saqueo de las tropas francesas … sin perdonar a la Iglesia ni a la ermita de Nuestra Señora de la Blanca, rompiendo sus puertas principales y robando todo lo mejor que había. Y se llevaron el Cáliz que consta en el Inventario habérsele entregado a Ramón Ruiz de Zuazo, como ermitaño de dicha basílica, y así mismo se llevaron varias reliquias que había engarzadas en plata, por lo que en ningún tiempo se le deberá hacer cargo al dicho (el ermitaño) por no haber tenido la culpa, pues todo el vecindario desamparó el pueblo (desalojaron el pueblo) y para que conste en todo tiempo hice esta Nota yo, el Cura de la dicha iglesia …”

Es bautizado, en la parroquial de Larraona, Diego, hijo de Joan Sáez de Larramendi y Catharina Ortiz de Lazcano. Es padrino Don Joan Hortiz de Lazcano, Sacerdote y Beneficiado de dicha iglesia. Es también abuelo materno de Diego, que es su sexto nieto.

Demanda de los hidalgos del valle de Améscoa Baja contra los labradores del mismo valle, sobre obligaciones de los buruzagis en la citación de los pleitos. 

Carlos III, en consideración a los servicios prestados por su escudero Bertrán de Baquedano, decide incrementar sus rentas anuales, añadiendo a los 20 cahices de trigo, que percibía de los molinos de Améscoa, 18 libras y 15 sueldos más, sobre la pecha de los labradores de Améscoa.

Se pagan a Diago de Baquedano, Maestro de Finanzas, 60 florines, por los gastos que tuvo yendo a Guipúzcoa, con el Procurador Patrimonial, en razón de los caminos de carretas que deben hacerse entre Pamplona y San Sebastián. 

Gonzalo de Baquedano, escudero, reconoce haber recibido 30 florines, por aparejarse para ir a Francia en servicio del Rey.

Juana, reina de Navarra, ordena al tesorero del reino, que se paguen 25 libras de carlines blancos, debidos por la herida infligida por Yenego de Urricelqui, cordelero de Pamplona, a Peru de Eulate, cordelero en la misma villa, y que no había sido satisfecha .